“Espiral de los ecos, el poema es aire que se esculpe y se disipa, fugaz alegoría de los nombres verdaderos.”
Octavio Paz. Pasado en claro.
Memoria;
A un año, que traspasó el umbral de la esperanza, nuestro gran amigo: El Poeta regiomontano, Ernesto Rangel Domene, de quien admiramos y modestamente animamos siempre, su valioso esfuerzo, en algunas partes de su extensa obra poética, de la cual y como un merecido reconocimiento a Su gran labor literaria – musical que legó y con la esperanza de , como El lo expresara en múltiples ocasiones, sirva para ayudarnos a “establecer puentes comunicantes en donde el aura vibrante del afecto y la emoción que sólo el amor, la poesía y la música pueden darnos.”
Por ello, comparto con ustedes, muy apreciados cybernautas del mundo, con la autorización expresa de su Esposa Olivia y de sus muy queridas hijas Olivia y Adriana, esta selección de cinco bellos poemas de su autoría y una musicalización. Como un merecido homenaje, al cumplirse EL PRIMER AÑO del fallecimiento de nuestro Gran amigo: El Poeta Ernesto Rangel Domene. Q.E.P.D.
Atenta y muy respetuosamente
Salvador G. Hernández Martínez.
Escuchas, en primer término, con Letra de Juan Ramón Jiménez el bello poema “Mañana de la Cruz”/ Música y Canto: Ernesto Rangel Domene, Guitarras: Sergio Fernández Martínez y Ernesto Rangel Domene.
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1.-DEL LIBRO, PALABRAS DEL SILENCIO de Carta de Amor Silvestre y otros poemas
El poema. VIII
Cuando aquellos naranjos
tan sólo eran árboles
del huerto familiar
y sus frutos sin precio,
lentamente crecían
sin destino inminente
ni boca presurosa.
Cuando aquellos pájaros
cantaban en los pinos
su libertad humilde
sin rejas ni disparos,
mis ojos contemplaban
las cosas puramente:
¡metáforas perversas,
diáfano el pan y el vino!
Mi corazón cantaba
en su dichosa fuente,
sin sospechar siquiera
eternidad y muerte.
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2.-PAISAJES III
MEDITACION Y JUEGO de Carta de Amor Silvestre y otros poemas
He pasado la tarde
leyendo el atardecer
las grandes frases del viento
los adjetivos de la luz
los sustantivos colosales de las montañas
los nombres de las flores y de las aves
los verbos de los ríos y de las germinaciones.
Pero las palabras sólo tocan
la epidermis de las cosas
las rozan
perifericas
tangentes
dan vueltas
en torno al insondable pozo
anzuelos de los que sagaces
huyen
los peces
flechas romas que rebotan y caen
caen
tartamudean y callan
no dicen lo que dicen
contradicen
opacidades piedras
transparencias huecas
nuestras redes recogen pedacería de
conchas
estrellas rotas
caracoles vacíos
eco del mar
nunca el mar mismo
y a veces vemos
por milagro de la poesía
quien atrapa una cosa, una palabra,
y hace de ambas, en el crisol del verbo
el diamante único
ABSOLUTO.
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3.- SONETO XVIII de la Carta de Amor Silvestre y otros poemas
Todo es sueño y sueño nuestro sueño
sueño la muerte y sueño nuestra vida
sueño al llegar y sueño la partida
la flor, el ave , el mar, su vano empeño.
Sueño tus ojos y tu piel, tu abrazo
la noche que nos mata y nos divierte
sin despertarnos ya desotra muerte
porque morir es otro sueño acaso.
Sueño es el día y sueño este camino
el fuego que devora el frágil leño
las nubes que copulan sin destino
Y en el profundo hueco en que despeño
en mi caída hacia el azul divino
sueño que sueño que sueño que sueño.
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4.- SONETO AL CERRO DE LA SILLA
¡Oh, regiomonte tan regiomontano,
anclado barco, levantada garra!
¡vine a cantarte al son de mi guitarra
por tu real realeza, noble hermano!
Viejo castillo augusto y soberano,
¡oh rey del valle! el viento que desgarra
tu media luna, alfanje o cimitarra,
llega cantando herido por el llano.
¡Oh silla de montar, cabalgadura,
manso volcán dormido, trono austero,
vacante reino, procurado anhelo!
¡He de subir sobre tu espalda dura
y en una noche plena de luceros,
cabalgaré contigo por el cielo!
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Y 5.- ELEGIA PARA JORGE LOBEIRA DOMENE
A veces tomo el teléfono para llamarte
y súbito me acuerdo de que has muerto
que ya nunca podrás estar del otro lado
del cable, de la vida, con nosotros
y siento que tu hueco pesa y duele
y que llevas contigo tanta música
a cambio del silencio en que nos dejas,
que se apagan contigo muchos versos
que cantábamos juntos, el hondo canto
y el cante que canta en nuestra sangre,
tu alegría de violentos claveles
tu ronca voz gitana de cognac y tabaco
tu palabra y tu gracia y tu amplia sonrisa.
Yo siento que me quitas todo eso, Jorge
el mutuo amor por México y España
por la mujer, el vino y las guitarras.
Te vas con el cariño que siempre me tuviste
y ya no escucharé tu petición de cánticos.
Te bebiste la vida de un solo y grande trago
y sólo te quedó la muerte por delante.
Confieso que no lloré en tu funeral.
lloramos tantas veces juntos,
que aún tengo mis manos
mojadas por tus lágrimas
tus lágrimas que queman, porque vienen
de aquél tu corazón de júbilos ardientes
del niño enorme, terrible y turbulento,
tu hermano corazón
que habría de hacerte la última trastada
como ingrata mujer y abandonarte.
¿Estoy hablando de ti o de mi, hermano?
Cuando un amigo se nos muere
vida nos resta y primavera.
Nunca tuvimos miedo, Jorge
de mostrar el corazón desnudo,
por eso nos dolía y nos duele
la espuma de una flor
la espina de un recuerdo
y el aroma de un beso.
Los dos sabíamos también de puñaladas
que da la soledad y que nos matan.
y te mató la soledad amarga
frente a la soledad más vasta de los mares
en un callejón sin salida
donde cayó tu irremediable angustia
tu atolondrada juventud,
que dio tumbos y saltos
del amor al vacío,
con tu garbo de atleta y desenfado.
Yo sé de tu inconstancia y tu derroche
del dolor que a otros les causaste,
-más por torpeza que maldad-
y yo te quiero así, porque sufrías
con melancólica nobleza,
con la nostalgia gallega, el influjo y los aires
de Rosalía de Castro.
Igual que a ti me oprimen calles
me asfixia el desgraciado embate
del humo y del polvo y de las flamas
del insensato ruido y del silencio vacío.
Sólo podía aliviarnos
el vuelo del paisaje, la noche y la palabra.
Aquella tarde no compartí las risas y las bromas
de amigos y de hermanos
en lo que parecía preludio de una fiesta.
¡También la muerte en ti es alegre!
Y no fui con el cortejo. Era un día triste,
como ahora estoy triste, por tu amada y por tus hijos,
por el daño que a ti mismo procuraste.
¡Más nadie tiene tiempo de morirse por otro,
desvivirse por otros!
Preferiría no haber escrito este poema
pero ya vez, aquí estoy ante tu muerte,
desafiando el olvido.
Que día tan triste, Jorge, húmedo y gris,
que nos dejaste!
No fui porque me niego a tu partida
y estás conmigo conversando
para siempre hecho canto,
conmigo y con tus sueños.
Mas un día como el canto
o una noche embrujada por los duendes,
¡también ha de tocarme el llanto!
D.E.P. Ernesto Rangel Domene…. A un año de su partida.